BRUXISMO

BRUXISMO

Bruxismo

«En casos más graves de desgaste de piezas dentales o problemas en la articulación temporomandibular, puede ser necesario realizar una artroscopia de descarga».

¿Qué es el bruxismo?

El bruxismo es un movimiento nocturno, inconsciente, intenso y rítmico de los músculos de la masticación.

El bruxismo es muy frecuente en los niños (bruxismo juvenil), sin que a esas edades se considere patológico, sino una forma natural de desarrollo de la dentición y un estimulo del desarrollo muscular y óseo de los huesos de la cara, tendiendo a la desaparición al alcanzar la segunda década de la vida.

Sin embargo, en la edad adulta, el hábito bruxista puede ocasionar múltiples problemas dependiendo de la frecuencia y la intensidad.

¿Cuáles son los síntomas de bruxismo?

El bruxismo puede provocar un desgaste del esmalte dental, dolor mandibular o dental, alteraciones de la articulación temporomandibular y cefalea.

Si es muy intenso, puede interrumpir el sueño, no consiguiendo la función reparadora y de descanso del mismo.

Los síntomas más habituales son:

 

    • «Rechinar» de las piezas dentales durante la noche.

    • Desgaste del esmalte dental.

    • Dolor mandibular o dental.

    • Alteraciones de la articulación temporomandibular.

    • Cefaleas.

¿Cuáles son las causas del bruxismo?

El estrés tiene un papel muy importante en el bruxismo. Las personas con este hábito, generalmente soportan altos niveles de estrés y la intensidad del bruxismo depende del nivel de estrés en cada momento.

Las interferencias oclusales, es decir, alteraciones en los dientes, que provocan un mal engranaje de los mismos, obliga al organismo a intentar desgastar esas interferencias para conseguir una mejoría en la oclusión (forma de encajar los dientes).

Generalmente, el desgaste no sólo no soluciona el problema sino que lo agrava, ya que al irse desgastando los dientes cada vez van encajando peor.

¿Cuál es el pronóstico?

En los dientes se produce un desgaste característico. A nivel de las encías, las debilita de forma que, a la larga, aparecerá inflamación y movilidad en los dientes.

Pero el efecto más perjudicial se da en los músculos y en la articulación temporomandibular en forma de dolores de cabeza, dolores de oído, dolores en el cuello, dolor al abrir la boca, ruidos al abrir la boca y con el tiempo dificultad para masticar, o incluso hablar.

¿Cómo se diagnostica el bruxismo?

En muchas ocasiones, el paciente puede desconocer que sufre bruxismo y normalmente lo descubre en una revisión dental rutinaria o porque alguna persona de su entorno capta el ruido que produce al rechinar los dientes.

Ya que el bruxismo es inconsciente y nocturno, la única manera de diagnosticarlo es durante el sueño, bien de forma directa mediante la visualización del hábito, bien midiendo la actividad de los músculos masticadores durante la noche por medio de una electromiografia.

Puesto que el bruxismo provoca efectos en diferentes partes del sistema masticatorio, el diagnóstico se realiza de forma indirecta observando el desgaste de los dientes y la tensión de los músculos.

Un diagnóstico precoz del bruxismo puede evitar, entre otras complicaciones, el desgaste prematuro de la dentadura.

¿Cómo se trata el bruxismo?

El tratamiento precoz evita el desgaste prematuro de la dentadura

Tratamiento

El tratamiento va encaminado a minimizar los efectos perjudiciales mediante la consecución de una oclusión estable y la utilización de férulas de descarga.

Si ya existe mucho desgaste de los dientes, es muy importante repararlo para que los dientes tengan la forma adecuada, ya que de otro modo, será muy difícil conseguir la oclusión adecuada.

Cuando no es posible mejorar la oclusión, de forma preventiva es aconsejable la colocación de una férula de descarga.

Las férulas se suelen colocar durante el sueño. Además de evitar el desgaste, solucionan los otros síntomas derivados del bruxismo: dolores de cabeza, oído, cuello, etc.

En casos muy severos, se pueden utilizar medicamentos como el triptizol, que alteran las fases del sueño, lo que parece evita como efecto colateral el hábito bruxista.